sábado, 25 de abril de 2009

Las Verdaderas frases que las mujeres dicen


“No sé que me pasa”. Las mujeres en crisis (profunda, circunstancial, superficial, momentánea) jamás admiten lo que les pasa frente a su pareja aunque vengan de comentar el tema con amigas, parientes, compañeros de trabajo y hasta con el quiosquero de la esquina. Repetirán esa frase una y otra vez hasta que el hombre adivine. En el lamentable caso de que adivinemos mal o abandonemos el intento, escucharemos lo siguiente:


- “Vos a mí no me entendés”. Es inútil refutar a una mujer que afirma eso. No importa lo que pensemos. Hay que resignarse, escucharla, tratar de comprender. Y armarse de paciencia.

- “No me escuchás”. Un clásico. Ojo, porque el tema no se limita a poner la oreja y adiós. Sucede que ellas nunca se refieren a lo que dicen, sino a lo que en realidad quieren decir. No saber escuchar, entonces, será no saber traducir en tiempo y forma lo que ya deberíamos conocer de memoria. Para no desilusionarlas es conveniente escucharlas con una mezcla de compasión y firmeza. No es fácil.

- “Nunca salimos”. No importa que hayan desfilado por todos los teatros, cines y restaurantes de la ciudad. En algún momento, la frase se deslizará en medio de una apacible tarde, y mucho más si el varón de la casa se dispone a observar un inolvidable partido de la liga italiana de fútbol, una carrera de Fórmula Uno o el clásico de la fecha.

- “No te gustan mis amigas”. Aquí hay que tener mucho cuidado. No es aconsejable predisponerlas mal con una de sus entrañables amigas aunque en ese momento ella la esté criticando hasta reducirla a una montañita de sucio polvo. Su reacción puede ser inesperada. Más peligroso es elogiar con entusiasmo a cualquiera de ellas: en este caso puede producirse una catástrofe.

- “No tengo qué ponerme”. Ok, siempre será cierto, aunque sus placares parezcan un conteiner a punto de explotar. Si hay problemas económicos, habrá que tocar el tema con comprensión y delicadeza. Ni por asomo comparar el inventario de ropa del placard propio: habrá jaleo.

- “Nunca me decís te quiero”. No importa si es la frase más repetida de la historia. Habrá que decirla una vez más, con pasión, cuidado y mirándola a los ojos. Y no pretender de ellas lo mismo: una mujer necesita escuchar, no decir. ¿Está claro?

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